jueves, 20 de diciembre de 2012

tres libre

Como se le fuera viendo.  O escuchando.  O nada más oyendo.  La piedra del fuego sobre la tierra y lo que nos dejan las vivencias.  O las ganas, nomás, de ir de un lado a otro. Sin viajar.  O, por el mismo boleto...




transportarse a ciegas con el ferrocarril como sentencia y prueba de viaje...


dárselas de muy valiente y nada más extraer la pulpa de las maderas, como de los tamarindos; o, para el caso con las bugambilias, o con la orilla del mar



la piedra enlodada, haciéndose risco en plena sierra



Para abrir boca.  Lo demás es humo de recuerdos y de porvenires.  De cartas marcadas del imaginario que abarca desde la música del taxi hasta la de los aeropuertos, en tránsito siempre a mejores aguas.  Las de


las cuatro estaciones, de Arturo Márquez, como la revelación de este momento, de este encuentro: por cuatro ciudades, nada menos, de la vasta geografía: Aguascalientes, San Luis Potosí, Veracruz y Puebla.  Nada menos.  Y nada más, por ahora.
Como las tres heridas, pero en valles donde hubo alguna vez locomotoras, donde también hubo campo y cancha para resolver muchas cosas, sin dejarse perder por los viajes de la ciudad, de las ciudades, de los remansos…  

De la música, eso es cierto. Ahora más que nunca.  Cuando hay que levantar el vuelo y regresar, acaso a La Paloma.  No al avión.  Ése no vuela con nosotros.




Sin olvidar que hay otros trayectos, menos difíciles, más silvestres, pero igual de cantarines y sugerentes.  Si vale la expresión.  Y tienen mucho que ver entre ellos.  Aunque no lo parezca a simple vista.


lo que pasaba en esas noches de fiesta, de juerga o de simple viaje


no tener más remedio que subirse en la estación más cercana y dar la vuelta, climas y aromas, por tantos rumbos


con el ferrocarril como tema, o como uno de los temas: el que nos lleva y el que nos trae, desde un lugar hasta otro...


o sin salir del túnel, no el del tiempo, sino el de la misma crónica de la misma ciudad, y otra cada vez...


Y todo aquello que siempre supo de otro modo, era, también la referencia a un tren: La Negra (y hasta los ojos de papel volando, claro) y una referencia crucial (Blas Galindo, nada menos; que la estrenó en 1940)


para no olvidar que mucho de lo que somos es lo que hemos andado...  y cómo...

no para terminar, sino para seguir

con el asunto de los músicos y sus músicas, con los viajeros como testigos  y como protagonistas...

Y es que, hemos de saber, que la Música Para Charlar, por ejemplo, tiene su propia historia.  Y es hermosa.  Entonces, uno puede sentarse plácidamente una tarde a recorrer los andenes de la curiosidad.


o, para no salir de Galindo y Revueltas…
aquí, entre otras cosas, dice:   Música para charlar
Música para charlar es el irónico título de la suite orquestal en dos partes,
estrenada bajo la dirección de Revueltas el 16 de diciembre de 1938 en el Palacio de
Bellas Artes, que reúne fragmentos de la música para el documental Ferrocarriles de
Baja California (1938), aparentemente perdido, que fuera filmado con apoyo estatal
para recoger imágenes del importante emprendimiento de la construcción del ferrocarril
entre Fuentes Brotantes en la Baja California y Santa Ana en Sonora.
Esta música sería “para charlar, para dormir, para tomar el té, qué sé yo; música
para no pensar. La música que hace pensar es intolerable, martirizante y hay gente que
la prefiere; yo adoro la música que me hace dormir. (Por eso tengo una serie de
admiradores.)53
hablar de más, además, o de menos de Revueltas, retomando el ferrocarril, por ejemplo…


con ese pretexto,
fue que llegamos, al final (o al principio, como aquí consta) a Arturo Márquez y su propuesta sonora para los tiempos mexicanos que nos toca habitar





sábado, 17 de noviembre de 2012

dos arenas


o dos orillas
nada más, para empezar
de la palabra a la modulación maritima del quehacer musical
en tres nombres y un apellido

Para empezar, esta noche, esta vez, con los Revueltas.  Tres.  Silvestre, Román, y Julio.  Y aquí, hasta la hermandad, la heredad, la consanguineidad de la música.  O la pasión armónica de



Dos arenas
Como realidad casi transparente y como febril testimonio del hacer del mar de la música en diferentes paisajes, formas de atrapar el mundo de los sonidos, con igual vehemencia: del músico total al comprometido guía al ferviente ejecutante.    

Una manera, nomás, de unir, mediante el reconocimiento sonoro de su estirpe, de su marca, una aproximación, más mínima que clara, a
Los Revueltas

por ejemplo  (como podríamos poner los Ruvalcaba o los Nandayapa: que los pondremos, sin duda, alguna vez)

o como ejemplo de que la casa cuenta mucho cuando las inquietudes se van tejiendo en ilusiones 

o las formas de expresión se manifiestan en los terrenos recorridos por otros de la misma madera, queriendo resonar en los espacios al alcnace, a la mano.

Con tres ejemplos, nomás, de lo que quiero emprender (y aprender de ello) en este empeño por recuperar, también, el silencio de las habitaciones y sus habitantes:  los orificios afectivos y los beneficios de la heredad (por costumbre, por moldura) en el caldero de las artes, en un país tan rico y tan disímbolo y tan variante como el nuestro.

Las historias de cada uno podrán encontrarse o quedar en el papel infinito "costrado" de referncias (útiles, forzosas, posibles) de lo que, en un mismo siglo o bajo la carpa de un apellido podemos encontrarnos.  

Cadenas de papel sonoro que vayan tiñendo las piñatas de nuestras fiestas y nuestros más caros recuerdos, los que pasan y los que se van quedando, a manera de sarape.  Seguimos comenzando.  Entrelazando y dando pie

Así, por ejemplo,

la forma en que las familias entretejen sus tareas

la acabada fórmula de los sonidos como imágenes


la pasión compartida, desgranada, libre



el reconocimiento de la voz 

la plena noche de la música


la recreación bullente

Que la música con cada uno de ellos hable con sus notas y sus logradas (o no) conexiones.  De la palabra al cine o a la sonoridad del radio (de la radio) a la nerviosa posibilidad de las cuerdas a la palabra otra vez…

Sigo en mi empeño, por recuperar, astillas apenas, algunos de los soles que cruzan la geografía y la emoción de la madeja sensible de los elementos que nos pueblan, que nos pueden dar identidad o permitirnos reconocer la cantidad de cosas que no hemos aprendido y la hermosa variedad de lo que podemos recuperar, para nuestro bien y toda la santa estancia sobre una tierra siempre fértil y en perpetuo movimiento.  

Los Revueltas como aproximación.  Como recinto coral para tejer una memoria incierta, siempre viva…



Prometer volver para retomar la otra linea, la del discurso elaborado y canónico, sea acaso lo que siga.  Más adelante.

miércoles, 24 de octubre de 2012

uno piedra


De entrada, me lanzo al sarape de la música mexicana, la música en México, la música de México y los matices que pueden servir para dar, más que un panorama, un trago del líquido espeso de lo que hay y sobre todo merece sacarse a colación y a fandango, para disfrute de muchos, en sintonía y buen paso.

La música como eje y como preludio a la danza: despertar al cascabel.

La música nos acompañe: pasando por el sonido grave de las cosas, la punta aguda de los sentimientos, la lotería de las sensaciones.




Sonoros rugires...  soles y piedras, para marcar el ritmo...  volar sobre la duela

Un bazar, una kermesse, un rehilete de sonidos: pulsos matracas, barro con sol, raspados de soles ebrios

Un molcajete de platos piedras: platicar con las piedras, comerse las texturas, bailar un son, quemarse con un aire

Me gusta tener un plato para volar, para verlo girar: ojo de papel o barro o piedra porosa
para volar, para exprimir el zumo de los limones o la pasta de los ajos: Nada que ver, y todo, con la música.

Las órbitas de los ojos en piedra pómez o en pinole
con el ruido armonioso que las aguas procelosas o furiosas
estampan sobre masas pétreas, que pueden ser, también, casi líquidos pedazos de nube, brazos de gema
(oscuros, verdes, radiantes, veteadas, tersas o uniformes) que hay regados en esta tierra vasta y generosa



Geografía inagotable, de corazones estrujados, de presurosos compañeros de andadas, de fugas, de cruces, de apuestas, de gritos: rueda(s) de la(s) fortuna(s) encarnadas en panes amasados de colores (árboles de la vida: pasteles suculentos de barro, tierra mojada), nacimientos, ofrendas





Ganas de entregar cada mes (de vocear cada vez) en pregones que inviten al ensueño o a la siesta o a la fiesta (de los sones, de los zapateados)

Cartas parajugar con el destino anónimo de muchos (El Valiente, Las Jaras, El Barril, La Escalera): juego de pelotas que vuelan: piedras de resina que no explota


Sonoridades, sonidos, sonajas, ojos de venado, flor y canto en madrugadas húmedas o atardeceres ebrios.